lunes, 10 de agosto de 2015

Ruta por los Galayos 2015 (Por Javi Cesu)


Bueno pues aquí está, por fin... ha costado!!!!

¿¿Os acordáis del día que el Club decidió aventurarse a subir a Gredos, a hacer cumbre en la Mira (2.343 m.)?? Parece que fue como hace medio siglo, yo estaba de maniobras tirado de noche bajo un manto infinito de estrellas y el móvil, para variar, no paraba de recibir mensajes del grupo... Creo que bastó un pequeño comentario sobre lo que estaba haciendo en ese momento y dónde me encontraba para que enseguida Rubén Duga y La Sultana se pusieran a buscar fecha, organizar ooooootro grupo de wassap y empezar a perfilar una de las aventuras de “más altos vuelos” del Club Mushing Toledo. Tras decenas de mensajes y un buen y nutrido grupo de aventureros voluntarios (que de no ser por las fechas estoy convencido hubiera sido el doble o triple...) sólo teníamos una cosa clara... no podíamos plantearnos hacer cima sin tener a mano una buena botella de pacharán.


La fecha definitiva fue para el día 19 de Julio, el grupo original sufrió algunas bajas de última hora por motivos laborales o personales pero también se nos unieron senderistas de última hora. Tuvimos incluso que organizarnos en dos grupos para el ascenso para que así nos cuadrara bien a la mayoría, así que a Manolo, Irene, Ana Bitxu y Leti les tocó subir ya de noche, con mucho tiempo, frontal encendido y siguiendo la estela que iba dejando mi sudor tras dos ascensos al refugio Victory seguidos.... Decir que casi el 70% de la ruta se hace por un camino bastante cómodo (excepto quizá para los pies de Perru que llevaba unas botas un poquito ceñiditas) y que se complica un poquito hacia el final, las famosas “Zetas” que nada tienen que envidiar a las escaleras de Mordor. El grueso del grupo tuvimos un buen ascenso, acompañados por el Sol y unas vistas bestiales del corredor de los Galayos.


Conseguimos juntarnos en el refugio Victory, rodeados de escaladores fumetas (no se me olvida la frase de Manolo: “Olimos los porros antes de ver el refugio”) en torno a las 23:45 de la noche, para esa hora Máster ya había sido capaz de confraternizar con los fumetas que llegaron incluso a darle fabada. Cuando juntamos a todo el grupo y tras hacer piña, empezamos el despliegue de viandas... que si saladitos, que si filetes de pollo (grande Lara!!!), que si empanada, embutido, Yatecomos,...vamos lo de siempre!! Nos pusimos como burros y tuvimos la suerte de rematar con una infusiónimprovisada de Menta silvestre que supo a gloria y el descorche de la ya entonces mítica botella de pacharán!!! Todo esto por cierto y aunque cueste creerlo, en un casi sepulcral silencio, que los escaladores resultaron ser gente de acostarse pronto. A poco tuvimos que conformarnos con los peores rincones del trocito de monte que ocupa el refugio, pero tras llevar sufriendo los calores Toledanos durante semanas, lo acolchado del lecho empezó a importar poco y todos pudimos disfrutar de la buena temperatura que hizo toda la noche. De eso y de un cielo maravilloso, de los ronquidos de Perru y de los de un servidor (aquí debo aclarar que ni yo escuché roncar a Perru, ni Perru me escuchó roncar a mi, o sea que creo que nos mintieron...) y de la visita inesperada de un nuevo grupo de escaladores que llegó al refugio (vete tú a saber por qué) en torno a las 04:20 de la madrugada, alumbrándonos sin piedad directamente a la cara con sus linternas y con un perrete que se tiró ABSOLUTAMENTE todo lo que quedaba de noche gruñendo y ladrando, y eso sí que los
escuchamos Perru y yo.





Pasado el amanecer comenzamos a levantarnos poquito a poco. Manolo fue el que más madrugó para hacerle fotos a las cabras montesas que nos rondaban, tuvo un rifi rafe de mímica por un trozo de pan con una de ellas, que no acababa de entender el lenguaje de signos tan pulido de los de Olías... malditas cabras!! Los buenos días fueron doblemente buenos tras poner la primera cafetera al fuego y empezar a freír los chorizos asturianos para hacernos un señor bocadillo mañanero. Hasta Máster se trajo leche y entre todos fuimos capaces de juntar una vez más un desayuno que ya quisieran el Calleja ese que se las da de montañero profesional... ni puta idea!!!!




Comenzamos a eso de las 09:45 el ascenso desde el refugio a la cima de la Mira, hay un desnivel “curioso” como se dice en mi pueblo y el sendero se desdibuja bastante, así que nos lo tomamos con calma y poquito a poquito fuimos llegando al final. Los perrillos en cambio subieron y bajaron como siete u ocho veces, están en forma (o eso se creían...). La llegada a la cima fue espectacular. Tuvimos la oportunidad de sentarnos alrededor del hito geodésico (que ya todos sabéis para qué sirve) y hasta de cometer el delito de dejar para la posteridad los nombres de los mushers salvajes que pudimos subir. Bien es verdad que no escribimos eso de Mushing Toledo, pero por miedo a que acabaran metiendo preso al Presi... Después de alguna fotito y dejar a Lara sin gominolas, Irene abrió la botella de pacharán y por fin pudimos darle sentido a todo bebiendo “pacharán en lo alto”, que fue como decidimos llamar al grupo de wassap desde un principio.

Tras la foto de grupo de rigor comenzamos el descenso hacia el refugio para recuperar las mochilas y el tráiler que yo llevaba en el espalda y de allí continuar hacia los coches.

La bajada fue un poco más complicada y lenta de lo que esperábamos porque ya se dejaba notar un poquito el cansancio y además los perretes, sobre todo Cesu iban bastante tocados (de hecho tanto Cesu como Cuco tuvieron que bajar en parte a hombros...), aunque para tocado Perru, que a estas alturas de la aventura en lugar de pies tenía ampollas... y mi espalda, que se desdobló sobre sí misma (como el universo y los agujeros negros) de lo que pesaba la maldita mochila. 

Cuando por fin llegamos al bar (no porque lo buscáramos sino porque había uno donde los coches) nos echamos unas cervezas que nos hicieron olvidar cualquier dolor. María nos abandonó antes porque tenía que coger un avión hacia Canarias y el resto aprovechamos a comer lo que nos quedaba en las mochilas y pegarnos un chapuzón con los perros en el río que cruza el pueblo de Guisando: Maravilloso!!!!

Poco más que contar. Anécdotas para el recuerdo mil y una, como siempre, aunque quizá para mi lo mejor fue ver cómo una vez más se formaba un grupo genial de gente rebosante de buen rollo, risas y ganas de disfrutar. Muchas gracias a tod@s y cada un@ por dejaros convencer para esa locura y sobre todo por confiar!!!

¿A qué pico subimos el año que viene?

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