Bueno pues aquí está, por fin... ha costado!!!!
¿¿Os acordáis del día que el Club decidió aventurarse a subir a Gredos, a hacer cumbre en la Mira (2.343 m.)?? Parece que fue como hace medio siglo, yo estaba de maniobras tirado de noche bajo un manto infinito de estrellas y el móvil, para variar, no paraba de recibir mensajes del grupo... Creo que bastó un pequeño comentario sobre lo que estaba haciendo en ese momento y dónde me encontraba para que enseguida Rubén Duga y La Sultana se pusieran a buscar fecha, organizar ooooootro grupo de wassap y empezar a perfilar una de las aventuras de “más altos vuelos” del Club Mushing Toledo. Tras decenas de mensajes y un buen y nutrido grupo de aventureros voluntarios (que de no ser por las fechas estoy convencido hubiera sido el doble o triple...) sólo teníamos una cosa clara... no podíamos plantearnos hacer cima sin tener a mano una buena botella de pacharán.


escuchamos Perru y yo.

Pasado el amanecer comenzamos a levantarnos poquito a poco. Manolo fue el que más madrugó para hacerle fotos a las cabras montesas que nos rondaban, tuvo un rifi rafe de mímica por un trozo de pan con una de ellas, que no acababa de entender el lenguaje de signos tan pulido de los de Olías... malditas cabras!! Los buenos días fueron doblemente buenos tras poner la primera cafetera al fuego y empezar a freír los chorizos asturianos para hacernos un señor bocadillo mañanero. Hasta Máster se trajo leche y entre todos fuimos capaces de juntar una vez más un desayuno que ya quisieran el Calleja ese que se las da de montañero profesional... ni puta idea!!!!

Tras la foto de grupo de rigor comenzamos el descenso hacia el refugio para recuperar las mochilas y el tráiler que yo llevaba en el espalda y de allí continuar hacia los coches.
La bajada fue un poco más complicada y lenta de lo que esperábamos porque ya se dejaba notar un poquito el cansancio y además los perretes, sobre todo Cesu iban bastante tocados (de hecho tanto Cesu como Cuco tuvieron que bajar en parte a hombros...), aunque para tocado Perru, que a estas alturas de la aventura en lugar de pies tenía ampollas... y mi espalda, que se desdobló sobre sí misma (como el universo y los agujeros negros) de lo que pesaba la maldita mochila.
Cuando por fin llegamos al bar (no porque lo buscáramos sino porque había uno donde los coches) nos echamos unas cervezas que nos hicieron olvidar cualquier dolor. María nos abandonó antes porque tenía que coger un avión hacia Canarias y el resto aprovechamos a comer lo que nos quedaba en las mochilas y pegarnos un chapuzón con los perros en el río que cruza el pueblo de Guisando: Maravilloso!!!!
Poco más que contar. Anécdotas para el recuerdo mil y una, como siempre, aunque quizá para mi lo mejor fue ver cómo una vez más se formaba un grupo genial de gente rebosante de buen rollo, risas y ganas de disfrutar. Muchas gracias a tod@s y cada un@ por dejaros convencer para esa locura y sobre todo por confiar!!!
¿A qué pico subimos el año que viene?
Poco más que contar. Anécdotas para el recuerdo mil y una, como siempre, aunque quizá para mi lo mejor fue ver cómo una vez más se formaba un grupo genial de gente rebosante de buen rollo, risas y ganas de disfrutar. Muchas gracias a tod@s y cada un@ por dejaros convencer para esa locura y sobre todo por confiar!!!
¿A qué pico subimos el año que viene?

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