martes, 16 de junio de 2015

MARATÓN ALPINO MADRILEÑO (Por Alejandro)

Este tío es como los buenos ciclistas o como los buenos jugadores de poker: su rostro permanece impasible ya sea corriendo un canicross de 7 kilómetros o una maratón de montaña tan dura como la que corrió este pasado domingo. Podéis leer el resumen de su experiencia vital a continuación.

MARATÓN ALPINO MADRILEÑO 2015 (Alejandro García Zurita)

Esta es la crónica de mi primera participación en el Maratón Alpino Madrileño.

Es una carrera que  ha rondado en mi cabeza desde hace bastante tiempo pero que nunca me he atrevido a realizar, hasta este año que me he animado.

La he preparado con mimo, mucho asfalto combinado con varias carreras de Trail y entrenamientos en Guadarrama, dejándola macerar poco a poco, que el tiempo fuera el que me dijera mi forma física y mi estado anímico, a la vez que leía libros de genios del Trail, como un Alonso Quijano cualquiera con sus libros de caballería.

Comienzo la semana previa con nervios entrenando el lunes con mis compañeros de Mushing Toledo para soltar un poco. Durante la semana tengo bastante trabajo así que pasan los días y no me entero.
Llega el fin de semana, el sábado por la tarde vamos a Cercedilla a recoger los dorsales y escuchar la charla técnica. Nos comentan que el tiempo va a ser malo, cero grados en las cimas de Peñalara y Cabezas con fuerte viento y niebla, pero esto no nos desanima.

Al llegar a casa preparo meticulosamente todas las cosas necesarias, el material obligatorio (cortavientos, guantes y braga), las barritas, geles y bebida isotónica, y la ropa para la carrera.


Ceno los hidratos de rigor con unos dátiles y me voy a la cama a eso de las 23:00 horas. Me cuesta dormirme pero al final caigo. Las 05:00 horas llegan muy pronto. Me levanto y empieza el ritual, me pego con las lentillas, repaso la ropa y la mochila  y desayuno (Kiwi, plátano, sándwich de nocilla y unas galletas). Bajo a dar una paseo a Neska sobre las 05:30 y la pobre me mira como diciendo “venga va tío que es domingo y estamos en la calle a estas horas”. Doy un beso a todas mis chicas, mas dormidas no pueden estar, y me bajo a la calle.

A las 6:00 horas viene Luis, mi compañero de aventuras y al que hace tiempo le engañé para que me acompañara  y nos dirigimos otra vez a Cercedilla. Llegamos sobre las 07:15 y nos encaminamos  a por el chip. Una vez que tenemos todo recogido y preparado buscamos un bar para tomarnos el café solo pertinente y pasar por el WC.

Volvemos al coche para vestirnos e ir al control de salida, los nervios aunque no se me notan me van a comer por dentro. Pasamos el control de ropa y material y entramos en la zona de salida.


Son las 08:00 y la salida se retrasa un poquillo, hasta que suena la cuenta atrás y salimos. El primer tramo de carrera Cercedilla-Navacerrada discurre por una pista entre arboledas y riachuelos. El paisaje es espectacular pero muy traicionero ya que está lleno de raíces y algunas zonas con barro. Hacemos la mayor parte corriendo, menos los tramos de mayor dureza. En estos la gente todavía habla y se van contando entre corredores sus historietas. Hacemos la subida en aproximadamente una 1h10´ todo dentro de lo previsto hasta llegar al primer avituallamiento en Navacerrada, en donde pillo dos onzas de chocolate negro, amargo hasta el final. De ahí nos dirigiremos a Bola. 
El tramo Puerto de Navacerrada-Bola lo ha cambiado la organización por orden del Parque Nacional, con lo cual no tenemos referencias de tiempo. La subida se hace dura pero tendida, corriendo en los tramos que se puede y la parte final de las cetas andando. En este tramo aprovechamos para avituallarnos con las barritas respectivas. Llegamos a Bola y el reloj marca 1h:48´asi que no vamos mal de tiempo.

El siguiente tramo es Bola-Cotos por la Loma del Noruego, la bajada es rápida pero hay que ir con cuidado ya que también predominan muchas raíces y piedras sueltas. Conseguimos bajar en 35´con gel para el cuerpo. En este trayecto lo anecdótico es un corredor que nos adelanta a toda pastilla hablando por el móvil con su hijo.

Llegamos a Cotos, allí hay otro avituallamiento solido en donde me como un cuarto de naranja y más chocolate. Aquí comienza la subida a Peñalara por Citores y la bajada hasta Cotos por las cetas.


Luis pone un ritmo de subida muy duro y me cuesta seguirle pero tengo la suerte que tenemos que aflojar debido a la estrechez de la senda, excursionistas y demás corredores. Esta subida la hacemos prácticamente “andando” hasta Peñalara. A unos 200 metros del vértice tenemos que parar a abrigarnos ya que hace mucho frío, con mucho viento y nublado. La subida la hacemos en 57´, 3´ por debajo de lo previsto, fichamos en el control de carrera y para abajo que hace frío. Este es el único tramo de la carrera en la que te cruzas con los otros corredores y puedes ver caras conocidas a las que vamos saludando y a la vez que vamos disfrutando de unas vistas espectaculares de Segovia. La bajada hasta Cotos por las cetas es complicada. Sirve para recuperar de la subida pero tienes que ir con mucho cuidado ya que está llena de piedras sueltas. Según vamos bajando vamos viendo el tubo de Cabezas de Hierro, madre mía, solo de verlo dan ganas de pararte, coger el tren en Cotos y bajar a Cercedilla.

Al llegar de nuevo a Cotos paramos en el control de carrera, llenamos nuestras botellas otro cuarto de naranja y más chocolate, 33´de bajada, vamos bien. Desde aquí nos dirigimos hasta la temida subida del tubo de Cabezas. 

El primer tramo discurre por un bosque, prados, sendas y arroyos hasta la falda de Cabezas. Aquí llegamos con 4h30´de carrera, pero de momento de piernas y respiración vamos bien. Agachamos la cabeza y para arriba. La subida es durísima con rampas del 45% que te hacen retorcerte y que sufran las lumbares, riñones, gemelos y por si quieres caldo toma dos tazas, comienza a granizar. Menos mal que esto dura poco, pero sigue haciendo mucho frío.


Nos quedan unos 50 o 60 metros para alcanzar la Cuerda Larga y subir a Cabeza Menor, pero cuál es mi sorpresa que el recorrido no va por donde hemos entrenado, sino que hay que medio escalar por bloques de piedra, menos mal que ha granizado y no llovido y las piedras están secas y no resbalan. Aquí empiezan los males, mareos de corredores y los temidos calambres. Yo de momento me estoy librando. Por fin conseguimos subir al punto de control y fichar, comenzamos el camino a Valdemartín. Tengo que parar a los 5´de comenzar a bajar por que los tensores de la fascia del pie derecho se me han quedado rígidos. Estiro y saco de la mochila los guantes, hace mucho frio. No voy cómodo, empiezo a sufrir de piernas y de cabeza. Intento bajar despacio recuperando lo que se pueda recuperar. Para la subida a Valdemartín me tomo un gel de cafeína que parece hacerme efecto de inmediato. La subida la hago bien, adelantando a corredores y una vez arriba tomamos dirección Bola. Buena bajada y buena subida. Nos presentamos en el control con 6h de carrera ya. En teoría desde este punto (Km33 aprox.) toda la carrera es cuesta abajo, según los entendidos simplemente hay que dejarse llevar, ¡y una mierda!……. El camino hasta el puerto de Navacerrada es entre vegetación cerrada, piedras sueltas y raíces, con lo cual hay que bajar con mucho cuidado.


Llegamos al avituallamiento del puerto. Último pedazo de chocolate, bueno dos últimos pedazos de chocolate. Nos dirigimos a Cercedilla, último tramos de la carrera. Me quito el cortavientos ya que ha vuelto a salir el sol y preveo que dentro del bosque hará calor. La bajada es buena pero más lenta de lo previsto, se nos están escapando las 7 horas. Bajamos a un ritmo de unos 7´el kilómetro ya que las piernas, las piedras y las raíces no me dejan bajar más rápido. Todos los riachuelos que subiendo hemos saltado, ahora nos da igual y los atravesamos empapándonos completamente las zapatillas.
Por fin se oye al speaker, estamos cerca y empiezo a llorar, me vienen muchos recuerdos a la cabeza, pero sobre todo el de la persona que me da fuerzas para este tipo de aventuras.
Cruzamos la meta 44,260km y 7h:12´. Se nos ha ido en 12´pero no pasa nada, la felicidad es plena.


Por último quiero dar las gracias a todas las personas que me han aguantado durante todo este tiempo de entrenamiento, Eva, Leire, Irene y Neska, a mi madre y a Luis, a Mushing Toledo y a los Incansables de Recas, pero sobre todo a ti, Nacho, porque sin vosotros no lo hubiera conseguido.¡¡¡¡¡ GRACIAS!!!!!.

No hay comentarios:

Publicar un comentario