viernes, 29 de mayo de 2015

THE MUD DAY TOLEDO (Por MariSulti)

Crónica de Marisulti

Por dónde empezar a contar un día lleno de anécdotas, como todo el mundo dice, por el principio. 
Como es habitual se comentaba el tipo de carrera durante los entrenamientos y por el grupo, y el vídeo de presentación era increíble, por lo que cuando un par nos decidimos a apuntarnos ya estaba cerrado un grupo. Ahí comienza la aventura, como no, con un grupo de whatsapp que es una locura, qué vamos a hacer, cuál es nuestro grado de locura y por supuesto qué nos vamos a poner, lo que conllevó a realizar una camiseta específica para esta carrera, en la que nuestros perretes serían los protagonistas. El nombre del equipo “Musher Salvajes” que viene a ser algo así como “locos de remate perrunos”. Unos días antes de la carrera conseguimos dos nuevas incorporaciones lo que hace que el grupo sea más numeroso. Por un lado, nuestros chicos (Alberto Boado, Antonio “Master”, Jesús “Elvis” y Rubén “Nolito”) se encargarían de ser nuestro pilar, nuestro apoyo, nuestro impulso, nuestros escalones y nuestras cuerdas para atravesar los muros. Por otro lado, las chicas (Ana Del, Ángela “Yayo”, Irene y servidora) quizás no seremos la fuerza pero sí la alegría de la huerta.

 

Días antes se comentaba cómo pasar las pruebas si habrá castigos, habrá que hacer burpees? O en nuestro caso, purpis? Si somos un equipo lo somos para todo, qué somos? Musher salvales!!! Pues ale, Alberto y Rubén a hacer purpis. 
Eeh ehhh!!! La comida, qué va a llevar cada uno cabroneeessss? Es lo que más ocupó nuestras conversaciones, pero estaba todo planeado, nevera, mesas, comida, super empanada, etc. 
Todo listo, llega el día, todo nervios, camiseta, justificante, dni, perros, cartilla, ah no, eso no!  Pero camiseta de perros sí, auu auuu auuu!!! O guauu guau guau! Llegamos al punto de encuentro según vamos llegando a cual con la música más alta en el coche, todo fiesta por fuera y nervios por dentro, no sabíamos nada de Alberto, llevaba un día sin escribir al grupo, ni por privado, por Dios que nos haya leído, y ahí llega, cabroooonnnnn, viene de empalme, que no de empalmada, o eso dice, pero es un tío duro, espero que no tengamos que arrastrarle a él… Ya estamos todos, go to MudDay!

Vamos a por los dorsales y echar un vistazo a todo lo montado, situar dónde ponen cada cosa, y recoger aquellos que tenían camisetas, que por cierto Ana casi se lleva el premio que daban en ese stand, cremita de la buena y todo por preguntar por los geles que regalaban…

Vamos a prepararnos, fuera chaquetas, joder qué frío vamos a pasar, nos ponemos dorsales, pulseritas, y las calcamonías que hay en el sobre? También, pero…como se pegan, joder con saliva como toda la vida! O no comprabais chicles de niños que tenían calcos? Al final usamos agua y me toca ponérselas a casi todos, digo a casi, porque Yayo decidió ir por libre poniéndose una al derecho y otra al revés, pero no fue despiste, en realidad fue más estrategia, para cuando estuviese boca abajo. Listos, vamos hacia la salida, nos metemos en la siguiente ola saltándonos el calentamiento, pero qué temerarios somos!!! Un poco de musiquita, unos gritos, ola pa’ lante, ola pa’ tras, y olores también, gritos de equipos, como no de espartanos por detrás, pero nada que se compare a LOS MUSHERS SALVAJES! Cinco, cuatro, tres dos, uno… GO!

 

Empieza lo serio, con una cuesta, se supone que es lo que dominamos, y primera prueba según Irene se pasa boca arriba, era pasar por debajo de una alambrera de pinchos, menos mal que no la hicimos caso, ya somos mayores para piercing, aun así, Yayo quiso comprobar que los pinchos eran de verdad y miró al cielo. Revisión de desperfectos, codos con algo de sangre, rozaduras y PREMIO, piercing para Yayo en la ceja, poca cosa, un poco de saliva y para adelante. La siguiente prueba era de las que más temíamos las chicas, un par de muros por los que no se puede subir si no eres super Mario con alitas, pero teníamos a nuestros chicos, con Rubén en el cascanueces (lo alto del muro), para darnos la mano y el resto impulsando desde abajo se saltaban de lujo, ni tortugas ni setas. Aunque algunos la bajada decidieron hacerla de forma original, tal vez bajar de cabeza no sea lo más apropiado… 


Tras cada prueba juntábamos nuestras manos para alzar nuestro grito de MUSHERS SALVAJES, que por cierto, en cada obstáculo variaba un poco, pero la intención estaba clara. Al lado había una casa en ruinas las cuales aprovecho Rubén para hacer un poco de escalada mientras llegábamos, y luego el chico es normalito se supone… ña. 

Creí gracioso mientras trotábamos adelantarme un poco para hacer el grajo, pero claro hay que saber contra quien chocarse, porque estamparte contra Rubén no mola, aunque sustito se llevaron.

Tercera prueba, una par de ruedas y caminito de Jerez, si bueno, ojalá, rutita corta y de vuelta.
Llegamos al tipo de pruebas que le gusta a Rubén, unos chispacitos para el cuerpo, prueba fácil de pasar siempre y cuando sepas hacer la croqueta. Llega el momento esperado, un poco de agua, lo que implica barro, una piscinita marrón por la que hay que sumergirse, y luego nos quejaremos del verdín de la piscina, en fin… Dato de interés, ver a Ana Dinamita convertida en Ana, la hormiga atómica, al igual que Irene con gafas de bucear, por si había algo que pescar supongo. 

 

La siguiente prueba no suponía mucho, cargar con un saco de arena, estamos hechos unos obreros, no hubo novedad excepto porque Nolito se había hecho caca en la camiseta. Continuamos hacia la séptima, subir la rampa, prueba que realizó Rubén en varias ocasiones para ayudar a bailarinas descarriadas, algunas hasta decidieron engancharse de su pierna en lugar de la cuerda para llegar arriba, pierna izquierda para los mal pensados. Allí nos esperaba Marta, la hija de Master, por lo que tenemos bien captada esa prueba, gracias. Tras la celebración otro poco de trote durante el cual Jesús quiso saludar a la cámara que estaba detrás y cató suelo, un poco de croquetay continuamos, aunque dura poco ya que llegamos a los túneles, nada de terror, pero buenos cantos había. Mientras corremos hay que ir saltando unos obstáculos de paja y agachándonos a la vez, cosa fácil, quizás pero hasta los piii… llegamos a la prueba de la rueda de camión, toca arrastras por equipos, nos dividimos en dos, pero un tercero decide ser el hijo del viento, o unos muscu-chulos y deciden arrasarnos cayendo como piezas de dominó. ¡Hostiaaa terrible! Desperfectos, más magulladuras, si juntamos 20 nos dan una colleja, vamossss, todo lo que sea gratis en esta carrera…

 
Llegamos rápido a la siguiente prueba y menos mal que era de agua, había que sacudirse la arena, pero antes un poco de gusano por un tubo antes de caer de cabeza a una piscina de medio metro de profundidad. Tras el remojón, avituallamiento, ingerimos lo necesario y a continuar, pero… llega lo temido, la piscina de hielo, eso no eran hielos, era el Antártico, bloques flotando incluso en el fondo una foto de Leo DiCaprio, esto no tenía pinta de un corte de digestión, más bien una parada, al entrar todos muy valientes, que gracioso, mira un bloque, mira cubitos, al salir… hostias! Hostias! Hostias… cabronessss que dolor, joder, hostias, no puedo moverme, “Rubén: correr no paréis”, Irene y yo petrificadas, al parecer nadie sentía dolor hasta que por fin hemos vistos las fotos, menos el master, ese está hecho de otra pasta. 



Las dos siguientes un poco de escalada, aunque la de “gravity” se las traía. 


Luego tocó un paseo por la montaña atados de dos en dos, cómo se lo curraron, incluso nos pusieron unas cuestas y todo por si aun no estábamos cansados… Hasta Yayo y Master casi adoptan un pobre infeliz, pero nos dijo que el también se las sabe apañar solo, porque decidimos no darle la mano por lo que pudiese haber hecho. 

Continuamos escalando una montaña de paja, y carrera de caballitos, por supuesto ganó Rubén, buen semental. Entre carrerita y carrerita nuestro caballo ganador va componiendo su canción “musher” solo él sabe cómo acabó, decía algo de perros, y cojones. No preguntéis cómo, pero rimaba y todo. 


Y al fin, la prueba esperada, barro, montañas de barro, y agua, y barro, ahí disfrutamos como enanos, tirándonos, jugando. Celebrando cada final de prueba, y las fotos no engañan, disfrutamos como enanos hasta aquí, todas con una sonrisa que no nos entraba. 

A partir de este momento nuestras caras van a cambiar, el pilar fuerte, la mosca cojonera inagotable de energía sufre un percance lesionándose un hombro, nada serio pero le imposibilita continuar con la carrera, por lo que esperamos 20 metros antes de la meta hasta nos juntamos los que faltan, dos compañeros más del equipo se marchan con él, para ayudarle a cambiarse y darle lo necesario, de hecho el master tuvo que desnudarle mostrando al público y toda la autovía la retaguardia de nuestro campeón. Decidimos quedarnos su camiseta para acabar la carrera por él, último obstáculo otra de calambres, que pasamos todos juntos agarrados para la foto finish, que por cierto, vaya calambrazos con la camiseta mojada en la mano! Final agridulce, aun habiendo acabado una prueba así, no sabe igual sino estamos todos, recogemos las medallas y camisetas, incluidas las suyas, aunque hubo que pelear un poco, y vamos hacia el coche para ponernos en contacto con él. Cuando íbamos de camino lo comentaba con algunos, era un sentimiento extraño, injusto por qué a él precisamente que se está preparando físicamente para sus opos, con todo lo que nos ha ayudado… no se lo merecía. Le llamamos y todo en orden, y de vuelta con su grupo. Eso nos relaja bastante y vamos hacia las duchas, o chorritos de agua fría, pero tras la mierda que llevábamos era más que suficiente. De todas las chicas la que se llevó las cañitas fue nuestra dinamita, cómo jugaban los chicos a mojarla. La de cremitas que querían untarla. José, vas a tener que empezar a venir a las carreras. Acabamos las duchas y mientras viene Rubén grabamos nuestras medallas, de camino a los coches con musiquita de fondo e Irene y yo parece que nos han activado ahora, lo que nos va un bailecito.
Llegando a los coches se ve a nuestro manco de La Mancha, o manco manchado, que sensación de tranquilidad, y qué ganas de verle, no me gustó su cara cuando nos dejó, y es una persona llena de positividad, de alegría, y buen rollo, aunque en parte creo que algo lo forzó para no preocuparnos a nosotros. Eres muy grande Nolito2. 


Por fin un poco de picoteo de dos horas, con la visita de más compañeros como Perru y Petri y de camino a casa. 

Muy buenas sensaciones quitando el percance. Muchísimos recuerdos, una carrera que da para hablar durante muchos días, quizás la carrera en la que más he disfrutado, no se trata de correr, sino de hacer el ganso con tus compañeros, algo así comentó Alberto, no es lo mismo que hacerla con compañeros que se lo toman en serio y te esperan en meta, esta prueba era para hacerla con amigos y llenarla de momentos. 

Yayo; la veo dentro de dos ruedas de coches, y con unos pelos de espantapájaros. 
Rubén; todo energía y buen rollo.
Alberto; llegando de fiesta y a tope en todas las pruebas.
Ana del; una hormiga atómica con sus gafas.
Irene; inagotable fuente de energía y siempre con una sonrisa en la cara.
Jesús; mi Jesús, con permiso de Su, y pensar si entraría por el túnel de tierra.
Master; verle bajar de cabeza un muro.
Y yo; iba con mucho miedo, pero con muchas ganas. 

Se dice que este tipo de pruebas se hace una vez en la vida, pero con tantos comentarios, al vernos nuestros amigos perrunos, creo que hemos dado un poco de envidia, y ya estamos preparando la siguiente para junio, estamos muy locos, quizás, pero qué hay de malo en eso? En realizar locuras con un grupo de amigos y guardar esas locuras durante la vida. 

Vive, disfruta y comparte. 

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