Día "D", hora "H". Los miembros de Mushing Toledo nos concentramos en la ubicación elegida para establecer la táctica a desarrollar en la "batalla". Esta vez tocaba luchar sin nuestros compañeros habituales (los perros). ¿Estaríamos a la altura?.
Decidimos atacar desde los primeros puestos del pelotón. Conseguir una buena ubicación en la línea de salida se nos hacía vital dada la gran cantidad de "charlies" que nos acechaban. Treinta minutos antes estábamos listos para conseguir dicho emplazamiento estratégico. Algunos de nuestros miembros decidieron utilizar técnicas de camuflaje y cubrirse con bolsas de basura para poder aprovechar el factor sorpresa. Con gran tenacidad nos hicimos fuertes y defendimos la zona a la espera de que se diera la señal que abriría el fuego.
En cuanto sonó el primer disparo nuestros miembros más rápidos se colocaron en la punta del pelotón. Jose y Fer se encargaron de defender nuestro honor entre las mejores espadas (en este caso "espadas toledanas"). Supieron darlo todo y consiguieron llevar el estandarte del club con gran destreza hasta la línea de meta.
Un poco por detrás, nuestro enlace, Manuel (nombre en clave -> Lolo). Su función principal era servir de enlace entre los más rápidos y los soldados de infantería que veníamos por detrás. Al terminar la batalla fue condecorado con la medalla al valor por haber desempeñado su labor a la perfección aún estando convaleciente.
El siguiente comando lo formábamos Fernando y un servidor. Yo, camuflado con camiseta blanca para pasar desapercibido, iba protegido por Fernando, escolta presidencial, que no dejó de cubrirme ni un solo instante. Se aseguró de que cumpliera mi objetivo con creces.
Nuestra amazona más experimentada, Petri, tuvo que sufrir un poco pero contó con la ayuda de uno de nuestros miembros más curtidos en estas lides, el Máster, que también se encargó de lanzar a Santiago y asegurarse de que llegaba a destino en el tiempo mínimo establecido junto a Miguel, que supo ir de menos a más pudiendo llegar con fuerza a la parte más exigente.
Antonio (Raspa) hizo una gran labor. Sigiloso pero seguro. Sin llamar la atención en ningún momento apareció en el destino marcado con gran soltura y marcando un muy buen tiempo.
Y por último, y asegurando la gran victoria del equipo Mushing Toledo, Luis, encargado de asestar el golpe de gracia. No defraudó. Supo defender nuestros colores estoicamente teniendo que batallar con todo tipo de "enemigos", muchos de ellos disfrazados intentando ocultar sus aviesas intenciones.
Gran victoria que dejamos aquí escrita para los anales de la historia.
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