El día de la carrera amaneció lloviendo, granizando, con viento... y continuó así durante todo el día, pero eso no fue suficiente para que los miembros de Mushing Toledo se vinieran abajo.
Llegamos con tiempo (muuuucho tiempo) al parque Juan Carlos I, lo que nos permitió coger rápidamente las linternas y los brazaletes que iluminarían nuestras zancadas durante la carrera.
Los nervios de algun@s estaban a flor de piel, pero enseguida conseguimos aminorar sus efectos a base de bromas, chistes y muchos ánimos. Eso sí, a pesar de los nervios, todos teníamos un destello de ilusión en nuestras miradas.
Cuando íbamos todos juntos hacia la zona de salida pillamos al "hombre pila" que tuvo que fliparlo al ver a tanto loco obligándole a hacerse una sesión fotográfica muy completa.
Casi perdemos a alguno por el camino, pero al final conseguimos mantenernos todos juntos entre la multitud de "luciérnagas" vestidas igual con la camiseta oficial de la carrera.
Pocos minutos antes de la carrera Lara nos promete que si nos portamos bien nos dará una galletitas de chocolate. Eso es suficiente para mí, ahora sí que tengo claro que voy a darlo todo en la carrera.
Bailamos un poquito antes de empezar. Sí, habéis leído bien. Bailamos al ritmo de la pachanga que suena por megafonía. Ese es todo el calentamiento que hacemos mientras que los "profesionales" estiran, corren, se dopan...
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Se da la salida y el grupo se rompe porque al principio todos teníamos que andar con mil ojos para no tropezar con el resto de miles de piernas que componían el pelotón.
Aún así, la cosa quedó más o menos así (creo): Azu, Antonio, Jorge, Nerea y Esther por un lado, David B. y "la lisiada" por otro, y Alberto, Petri, Lara, Manolo, David J., Fernando, Santiago, Pablo y yo que íbamos un poquito por delante.
Pablo enseguida se fue para delante y le perdimos de vista, así que antes de que Manolo y David les siguieran decidimos cantarle "cumpleaños feliz" mientras que corríamos. La gente nos miraba medio raro pero ... así somos los de Mushing Toledo.
Para mantenernos unidos el mayor tiempo posible seguimos un método poco sofisticado, pero no por ello menos práctico: "el grito pelao". De vez en cuando nos íbamos gritando los nombres unos a otros y si el otro respondía es que todo iba bien.
Así aguantamos hasta el km 3,5 más o menos y luego ya algunos se quedaron un poquito más atrás, otros un poquito más delante ... y luego estaba Fernando, que iba y venía por donde quería y encima nos iba contando chistes y adivinanzas (¡¡qué cabrito!!). Tengo que decir que en la supercuesta Fernando iba a mi lado ... y casi le mato. Es un fenómeno.
Íbamos a un ritmo de la leche durante todo el rato. Yo por lo menos iba con la sensación de ir dándolo todo y creo que Santiago y Lucía, que iban conmigo, también. Tenía la impresión de ir adelantando gente todo el rato.
Se me hace raro correr sin tener que pararme a recoger alguna cagadita de Jacko.
En algunos momentos de la carrera me acuerdo de Antonio y me da por pensar en que seguramente se habrá retirado. A decir verdad, estaba prácticamente seguro.
Fernando se junta con nosotros otra vez y así afrontamos los últimos kilómetros. Comienza a llover fuerte mientras que el viento nos pega fuerte. Esto lo hace todavía más épico. Noto que Fernando se pone detrás de mí y enseguida me doy cuenta de que lo hace para resguardarse del aire y de la lluvia... ¡qué pillín!.
Últimos metros... nos agarramos las manos... y entramos gritando como posesos.
Miro a los ojos de mis compañeros y noto que están pletóricos. Yo también.
Al poco de cruzar la meta nos encontramos con David J., Manolo y Pablo que habían hecho una magnífica carrera. Quien le iba a decir a David, con los problemas de rodilla que tenía hace un mes, que iba a acabar así de bien.
Poco a poco los demás miembros del club van llegando al punto de encuentro acordado:
- Lara y Alberto hicieron una carrera muy inteligente. Se regularon perfectamente y acabaron muy bien.
- Petri supo sufrir y sobreponerse al dichoso flato. Estaba un poquito triste pero yo creo que carreras como las de ayer son las que le harán crecer en esto del running.
- Nerea nos cuenta que soltó a Esther para intentar enganchar a Lara y a Alberto pero que le resultó imposible localizarlos entre el grueso del pelotón.
- David B., Irene, Esther, Jorge y,... ¡¡¡¡AZUCENA Y ANTONIO!!!! también han conseguido terminar sin pararse. Lo de Azu me lo podía esperar... pero lo de Antonio es la leche. Por lo visto Jorge hizo una labor impagable de animador que hizo que Azu y Antonio ni se plantearan el pararse. También hay que hacer mención especial a la capacidad de sufrimiento de Irene (con la rodilla tocada), que contó con el apoyo moral de David B.
Lara cumple su palabra y nos recompensa con las galletas prometidas, comentamos la jugada entre bromas y más bromas, nos despedimos y nos vamos para casita... ¡qué ya está bien, coño!.
ESTA CARRERA NOS HA HECHO CRECER COMO CLUB (Y COMO GRUPO DE AMIGOS).
Hasta la próxima.
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