domingo, 5 de julio de 2015

BELIKRACE 2015.


CRÓNICA 28 JUNIO 2015. BELIKRACE (by MariSulti)

Para poder contar esta carrera es más fácil a través de imágenes, las risas estarían aseguradas, pero tampoco es plan de mostrar al público nuestras peores caras. O sí, se puede ir viendo.

Todo comenzó al finalizar la Mudday, a la que fuimos unos cuantos, tantos comentarios, tantas risas, la complicidad en ciertas bromas, dio para mucho, y creó cierta envidia, eso causó un pique a la hora de encontrar una nueva carrera, la Belikrace, y encima cerquita de casa. Como no teníamos muchas en junio… solo una por finde, decidimos añadir otra más. Comenzamos unos pocos, casi todos los de la Mud y alguno más, el bicho se fue propagando hasta contaminar a unos 16, no sabemos hacer carreras solos, hay que ir en manada.

La idea fue desde un principio realizar una carrera para disfrutar, ni competiciones, ni sprint, ni tiempos, en “grupetta” como diría uno que yo me sé. Al final nos juntamos 18 mushers salvajes y el equipo “barro&birra”.

Llegamos a la concentración, en fila para coger chip, y resulta que solo pueden cogerlo de momento los de élite, vaya, nos obligaban a salir de fila, pero, ¿creéis acaso que lo hicimos? No, presionamos hasta que nos tocó y al final nos los empezaron a dar, no seremos élite pero sí VIP’s.


Cambiados, apañados, pintados, hechos un cuadro, fotos de rigor, y salida! Atravesamos un humo muy guays rosita y amarillo, que por poco nos intoxica, y empezados la carrera, según los cálculos habrá un obstáculo cada 500 metros, y ahí llegaba el primero, saltar un trozo de paja, tanto esfuerzo bien merecía un grito de mushers pero lo reservamos para un nivel mayor de esfuerzo. Ahí viene el segundo obstáculo, excremento de caballo, o de dinosaurio, ahí andaba la cosa, pero se sorteó fácilmente. Los siguientes obstáculos iban subiendo de nivel, unas ruedas “pisa suelta” y algún muro que subir, cosa de poco sabiendo que nos esperaba en algún momento uno de cuatro metros. No fue necesario apilar cadáveres para saltarlos y ya tocaba celebración. Y un poco de ganso también…






El paisaje era espléndido, tanta sombra, esas arboledas que nos cubrían, esa brisa mañanera hacía que nos olvidáramos del p… calor que estábamos pasando a 40 grados en plena llanura manchega. Los charcos que se veían al fondo eran espejismos, y las sombras que encontrábamos eran las nuestras. A gritos pedíamos una prueba de agua. De momento tocaba sortear unas barritas, en plan gimnastas de barra en barra como cacatúas.






Tras los ruegos llegó nuestra salvación, nunca deseamos con tanto anhelo tirarnos a un contenedor, a uno de obra, no nos vamos revolcando entre la basura, de momento… el agua parecía pura, de botella precintada, tan deseada como un batido de chocolate por la noche. El chico nos pidió que tampoco nos entretuviésemos mucho mojarse las piernas y ya, jaa! Igual que gorrinos en una pocilga, tan pronto entrabas y veías una cabeza emergiendo de las profundidades.






Tras el remojón parecía que nos habían dado tres vidas en forma de corazón, como en el Zelda, y empezamos a trotar, hasta llegar a una huestecita, unas traileras majas, que incluso se tenían que subir con cuerdas, y bajar sin ella, quién no recuerda en esas bajadas a nuestro Nolito, “pisa-suelta”. Llegamos al primer avituallamiento, descansamos, bebemos, comemos, bebemos, nos bañamos con el agua de beber, comemos, volvemos a beber como los peces en el río al ver a dios nacer. Ganseamos más, un último trago y ya, vuelta al trote. 



Nos topamos con el leñador de caperucita, pero éste pretendía que le paseáramos los tronquitos colina arriba, colina abajo… y tras el paseo, nos planteamos el ir marcha atrás al avituallamiento otra vez, pero iba a estar feo ese saqueo, por lo que decidimos aguantar. Y llegamos a una prueba de memoria, aquí muchos andaban jodidos, había que recordar una combinación que se formaba con tu dorsal. Max v8 blanco… ya nos la preguntarán en algún momento.

Pasadas algunas pruebas el grito iba cambiando de mushers salvajes, a eeeeeehh, a eeeeehhh Perru cabrón, por sus escapismos nada más hacer las pruebas, recuerdo que en la de transportar ruedas, hubo un momento “coches de choque” que consistía en derribar al resto. No hubo narices a derribar al Perru. Jejeje. Última prueba antes del siguiente avituallamiento, arrastrar un bloque de no sé qué con una cadena, lo que yo entendí como un ancla, claro, del pedazo de lago que estábamos rodeando. Aquí nos adelantaron los primeros de la tanda siguiente a la nuestra.







Después de nuestro ritual de avituallamiento, bien mojaditos, tocaba una de arrastre, nos lo teníamos que haber pensado mejor, bajo unas alambreras que iba arrancando los cachos si te descuidas, y sino que se lo digan a Tamara. Daba gusto veros a todos “caminar” en fila, menos alguno que iba haciendo adelantamientos por otro carril, lo malo de estas pruebas es cuando te van agarrando de los pies y no te dejan avanzar verdad presi? O cuando te topas con montañitas de rocas y palos que te forman los compañeros verdad Manolo? Qué cabrona es la gente de verdad…





Avanzando un poco nos acercamos a la carretera, pero por debajo, de cuentos iba la cosa, y esta vez tocaba ascender por la torre del castillo, en su defecto por una cuerda hasta tocar el puente. No vi príncipe alguno arriba por lo que hacer un esfuerzo en vano… además tenía curiosidad por realizar una penalización. A levantar culos… mientras algunos compañeros sí llegaron a superar la prueba y con qué facilidad, sorprendente, de los chicos casi te lo esperas, aunque la suban con la misma facilidad que yo las escaleras mecánicas, pero aquí triunfaron nuestras mushers, Ana Del, nuestra casi podium pura fuerza, Yayo o Ángela o Tobi igual que un chorizo colgado aunque por el moreno dejémoslo en morcillita, pero de Burgos ehh de la buena! Y por supuesto Tamara, increíble esta chica como subió la cuerda.






Llegamos a la prueba de la memoria, digo la mía y la de Manolo (ya que llevaba tarea extra) se lo debía después de putearle cuando nos arrastrábamos jejeje. Quien lo tuvo difícil fue Natalia, ya que se había olvidado de una palabra y le tocó hacer flexiones, pero la tía está fuerte, nos acabará dando una sorpresa en la próxima temporada. Pasamos un muro más, algo inestable, y a subir una rampita con la ayuda de una cuerda, un poco de carrerilla y se conseguía fácil, aunque algunos necesitaron más de un intento, y no en todas te quitaron la cuerda, pero claro también te hicieron cosquillas, ojo lo puteados que acabaron algunos.




Se acercaba la entrada al pueblo y ya había que correr un poco puesto que el calor hacía de las suyas, risas bromas, cachondeo que no falte, y sobretodo agradecer y alabar a los vecinos de Alameda de la Sagra, que sus manguerazos fueron bien recibidos. Incluso nos daban agua fría de beber, ya no conocíamos el significado de la palabra frío.



Tras pasar otro muro como si estuviésemos rodeando la muralla china de agujero en agujero, llegó el momento de la judía mágica, ya dije que iba de cuentos, teníamos que subir por una estructura poco fiable rodeada de enredaderas, en mitad del pueblo, trepando por una red llena de agujeros, cuando estábamos arriba, eso empezó a crujir, y espantados la gente evitaba el obstáculo, también llegaban muchos tramposillos. Podían haber improvisado subiendo algún tejado, puestos a poner obstáculos chorras… eso sí, cuando el abuelo diga que hay que coger las uvas de la parra ya no tendré excusa. La siguiente prueba era otro contenedor de agua, pero ehh, con una novedad y dificultad de campeonato, tenía una red por encima, como no nos gusta mojarnos apenas… como para ir con miedos y asquitos.




Llega la prueba reina, el muro vertical de 4 metros, con una cuerda para ayudarte, algunos la superan otros a tocar las piernas del voluntario, un poco más y alguna toca lo que no debe. Pero ahí están nuestros mushers atravesando las dificultades. Yo les animo desde abajo si eso.

Ya se oye la música, por fin, que carrera tan desértica, últimos obstáculos, una de agua por un túnel, otro túnel andando por medio y al suelo, PRECAUCIÓN! Calavera, chispas, alto voltaje, pues para algunos no era advertencia suficiente, que no lo vieron, y se llevaron más de un calambre. Y estos no eran chispacitos, eran descargas. Y encima después de estar mojaditos.





Apunto de acabar, frente a la meta otra cuesta de subir con cuerda, lo difícil era que al estar mojados escurría más, y sino llega a ser por Rubén yo aun estoy ahí dando pasitos sin soltarme. Recuerdo que al lado tenía al Perru en modo garrapata a la parte superior del muro. Y para finalizar un último salto, lo que iba a ser saltar una piscinita por si no caías bien, fue saltar un agujero, claro, los oasis ya los habíamos pasado. Y al fin meta, tras varias horas de diversión, de pasar la mañana con los amigos haciendo el tonto, conseguimos nuestras medallas.

Fue divertido compartir una carrera así con algunos compañeros que habitualmente no los vemos nada más que en la salida, como son Alberto, Alejandro, Rubén, José, y decidieron realizar la carrera junto al resto, disfrutando de algo diferente, viendo una carrera no como una competición, pero perfectamente podían haber entrado con la élite. Y alguno más…


Gracias a todos, a los que no os he nombrado porque sino tendría que estar escribiendo tres días más, y estuvisteis ahí en cada obstáculo, a José (Turbo) por su paciencia y por acompañarnos, lo siento Ana pero ya es de la manada, ya no te pertenece, al resto de compañeros que nos animaban desde la distancia, a los que queríais y no pudisteis venir, y a los que nos leéis por seguir cada paso que damos.

Seguiremos contando historias, como manada, como mushers salvajes, como mushing Toledo y como amigos. Porque no tenemos fin coño!


No hay comentarios:

Publicar un comentario