Crónica de Nerea
Llegó el tan esperado día de la carrera, la
V Vuelta a la Casa de Campo.
Por eso esta carrera tenía un valor añadido, quería hacerla
y quería disfrutarla.
Había hecho recorridos similares dos veces. La primera vez
fue con Luismi (Crossmadrid) quien me guió en una casi vuelta a la tapia en
sentido contrario, descubrí entonces que, con buena compañía y entretenida,
sería capaz de terminar el recorrido. ¡Gracias por ese primer contacto Luismi!
La segunda y última vez fue con Menchu
(Correcaninos), Víctor, Fernando, Manuel y Fer (Mushing Toledo), en esta
ocasión hicimos subgrupos, la tapia fue también en sentido contrario y gracias
a Fer, subí un poco el ritmo.
La mañana de la carrera tenía varios miedos, el primero era
que quería seguir subiendo el ritmo pero también quería disfrutarla y no sabía
si sería compatible. El segundo era que no quería liebres para no ralentizar a
nadie ni yendo por encima de mis capacidades para luego darme cuenta de que “me
había pasado” y terminarla mal. El tercero eran cuestiones personales que
afectaban al día y que no sabía si me iban a perjudicar o a ayudar, así que no
quería tensiones, tenía que fluir… Pablo Polo
había venido a Madrid para esta carrera y por este día, la idea era
correr conmigo, acompañarme pero justo antes de empezar la carrera le mandé a
correr a su ritmo! Sabía que él podía ir mucho más rápido que yo, no podía
retenerle, me hubiera sentido fatal!! El domingo todo tenía que fluir…
Nos juntamos en Lago Víctor Fernández, Manuel Bermúdez
Mora, Santiago Y. Kira y Jose Antonio
Nevado Illán, todos del Mushing de Toledo; Pablo Polo, gran amigo; y David
Ramos y la presente, de Crossmadrid. La carrera va a empezar, cada uno busca sus
posiciones para la salida, yo me quedo algo rezagada, Pablo se adelanta, en
unos segundos hablo con Jose Antonio, me dice aproximadamente a la velocidad
que tenía previsto ir, decido intentarlo y seguirle, trato de convencer a Manu
de que me siga también él… tres, dos, uno…
Los primeros kms conseguí seguir a Jose Antonio pero cuando
me dijo que estábamos yendo a 4’20 le dije que si veía que me rezagaba, que por
favor no quisiera ayudarme a seguir con él, que tirara, yo ya había decidido que a ese ritmo no iba a querer
seguir mucho tiempo, básicamente porque hubiera muerto y tampoco era ése mi
objetivo. Al cabo de unos cuantos kms, no muchos, me quedo en mi ritmo, que no sé cuál es
porque no tengo aparatitos de esos que te lo dicen, pero me sentía bien, aunque
no tanto como otras veces, por lo que deduje que me estaba esforzando más.
A partir de aquí todo
fueron anécdotas, consejos y ánimos de
muchos corredores (“ánimo que ahora vas
a poder recuperar”, “venga que vas muy bien”, “eres la novena chica”…) y
otros “animos” que acojonan (“uyyyy,
pues queda lo peorrrr” o…”baja pulsaciones que te quedan muchos repechos, entre
ellos el del zoo”, “ya verás la cuesta del zoo”…). Muchos repechos, mucho sol,
poco agua y muy buen ambiente, un reto, un nuevo ritmo… de vez en cuando avistaba
a Jose Antonio, entonces me decía “joe, pues no voy mal”…otras veces me pasaba
algún corredor que me hablaba y para poder escucharle me tenía que poner a su
ritmo, de repente me dejaban atrás y me recogía otro amable para darme fuerzas,
yo intenté llevarme a una chica a la que pasé, pero me dijo que se reservaba
para “LA CUESTA DEL
ZOOOOOO” y yo me cagué de miedo de nuevo.
Me dijeron tanto, tanto, tanto que sería tan dura que cuando
llegué me pareció mucho menos, gracias a todos por acojonarme!! La verdad es
que me sirvió para gestionar el esfuerzo, lo mejor fue subir la cuesta y
decir…ya está, ahora solo queda dejarse llevar hasta el final…
De nuevo corredores animándome en el último km y medio: “venga
que ya estamos”, “sígueme”…”vamos”…Y entonces… LLEGAMOS!!!
Distancia, 16500mts. Tiempo neto, 1 hora 17 minutos 32
segundos. Ritmo medio 4’41. Puesto: sexta mujer.
Me doy con un canto en las narices. Para algunos será un
ritmo lento pero para mí es mi mejor ritmo!
Gracias a todos compañeros de carrera, guías, y amigos!!!
Creo que todos los que estuvimos nos llevamos buenas sensaciones, después un
picnic con amigos, es una pena que Víctor y Santiago se tuvieran que ir. Javi y
Montse nos acompañaron desde las “gradas”, Pablo vino desde Valencia y Silvia y
Rubén vinieron al picnic. Me encantó sentirme tan acompañada en un día tan
especial.
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