martes, 19 de marzo de 2013

Mushing Toledo en la Media Maratón de Aranjuez


Os copio las crónicas de algunos de los protagonistas (me falta Santi, que tb hizo un buen papel).

CRÓNICA DE JOSE ANTONIO

La podéis leer directamente en su blog: 



CRÓNICA DE NEREA

Y así, sin reflexionar mucho y a lo loco decidimos que nos íbamos de media maratón, nuestro propósito: terminarla, miedo: mucho, ritmo: lento.
Aunque tenía mucho miedo, eso no me impidió dormir, comer y hacer una vida normal durante la semana precedente, aunque evité cansar las piernas. Confiaba en el criterio de mi acompañante y guía, haría todo lo que ella me dijera durante la carrera y, siendo así, no podría salir mal, me repetía una y otra vez.
Sé que sola jamás me hubiera apuntado, necesitaba a Silvia, al principio, cuando Isabel Yagüe me lo comentó yo pensé que no era realista pensar que podría seguirle, Isa es una persona entrenada que conoce sus capacidades, ha hecho esto antes y además es muy resistente, así que, aunque me entraron ganas, no acababa de convencerme la idea. También iban Jose Antonio Nevado Illán y Santi Perez, pero Jose Antonio ya sé yo cómo va, y Santi la verdad es que no tenía ni idea de cómo corría, de hecho, hasta el día antes pensaba que era el otro Santi, yo y mi cabeza y mis despistes y mis nereadas…
Así que volviendo al punto de partida…NECESITABA A SILVIA, y ella parecía motivada, Silvia ha hecho tiradas más largas que las mías y sabe regularse, pensé, pero también ha estado lesionada… si ella se anima me indicará cómo hay que hacerlo para terminarlo. Y no me equivoqué, yo me hubiera acelerado, ya me conozco y me conocéis, de repente me daba cuenta de que daba zancadas largas y de que tenía ganas de ir al único ritmo que conozco, el ritmo en que a los 10 kms no puedes respirar, pero te puedes sentar, has terminado la carrera.
Entonces Silvia me decía eee…que te aceleras…y bajaba el ritmo, y me alegraba de que su cerebro funcionara mejor que el mío, qué gustito dejar que otros piensen por ti! 
Así pasaron los kms y llegamos al punto clave, 10 kms, y no estaba cansada. Me fui animando cada vez más porque me sentía bien, y la cabeza (de Silvia) me recordaba que nos quedaba un trozo largo aún.
Lo único negativo del recorrido fue que Silvia iba muy cargada de piernas, me dio mucha pena porque sé que hubiera disfrutado más si sus músculos no le hubieran traicionado, lo impresionante es que no paró en ningún momento, tiró y tiró aunque su cuerpo le dijera que no. Esto es lo que me impresiona de esta chica, dice que va…Y VA. El hecho de animarla hizo que el trayecto se me hiciera más corto, al final no pensaba en cuánto quedaba sino en cómo lo llevaba ella, trataba de animarle y eso me hacía sentir menos cansada, más fuerte, lo que hacen los roles!!
Fue un trayecto bonito, llano, lleno de árboles, un poco repetitivo pero con un tramo final muy bonito, los Jardines del Príncipe, recuerdo a Silvia emocionarse al llegar a la zona, llevaba desde el km 6 diciendo que quería entrar a los Jardines… y tuvo que esperar hasta el 18!
Ahora ya sé lo que es una media maratón, fuimos muy lentas y me vino muy bien porque ahora que conozco la distancia, las sensaciones y lo aburrido que podría haber sido sin Silvia, sé que la próxima querré hacerla más rápido, pero no demasiado, lo justo para que alguien me anime, me motive y me diga, que ya queda menos Nerea, ya llegamos, ya, solo 7 más…entonces sentiré que me habré superado!
Gracias Silvia, no me olvidaré de tu carilla de alegría al llegar a meta!!
Gracias a los compis de ambos clubes, nos vais pinchando y nos vamos superando!


CRÓNICA DE SILVIA

Después de una semana de dudas, nervios y miedos llegó el gran día, mi primera media maratón.
Para no variar llegué tarde, conseguí aparcar a falta de 5 minutos para la salida por lo que tuve que ir corriendo hasta la salida. Allí me esperaba Nerea, que en vez de matarme me recibió con una sonrisa y nos colocamos en la salida justo cuando daban el disparo de inicio.
Cometí un error de novata, iba cargada de “porsiacasos” un chubasquero por si acaso llueve, cinta en el pelo por si acaso hace viento, braga polar y sudadera térmica por si acaso hace frío… En los primeros kilómetros ya me sobraba todo y me tocó cargar con ello.
Nerea y yo habíamos acordado que durante los primeros kilómetros yo marcaría el ritmo, porque ella es muy rápida y no sabíamos si a su ritmo aguantaríamos tantos kilómetros. Y así empezamos, muy tranquilas y contentas. De vez en cuando Nerea se aceleraba, me sabía fatal cada vez que tenía que pedirla que aflojara porque se que esa no es su manera de correr.
Fuimos muy prudentes hasta el kilómetro 10 porque era la mayor distancia que había corrido Nerea y ella creía que allí se vendría abajo. Pero en lugar de eso siguió con las mismas energías o más el resto del camino. Y, sin embargo, yo empecé a encontrarme mal: se me empezaron a cargar las piernas, iba incómoda con el chubasquero y el agua en la mano y me empecé a agobiar. Pero entonces Nerea cargó con todo y empezó a animarme como una loca, lo que me hizo coger fuerzas de nuevo.
Los siguientes kilómetros se me hicieron muy largos. Tenía entendido que la mayor parte de la carrera transcurría por los famosos jardines de Aranjuez, pero resulta que sólo eran los 3 últimos kilómetros. En vez de correr por caminos con fuentes y arbolitos nos metimos por interminables rectas de asfalto que acabaron con mis piernas.
Nerea no paró de animarme, me explicaba todo tipo de teorías según las cuales “no nos quedaba nada”. La verdad es que si no fuese por su energía positiva y sus ánimos no sé como habría terminado, gracias!
Cuando al fin llegamos a la meta sentí una gran satisfacción por haberla acabado y por el buen rato que había pasado junto a Nerea. Sé que si yo no le hubiese frenado Nerea habría hecho muy buen tiempo y espero llegar mejor preparada a la siguiente para que sea ella la que me marque el ritmo a mi

CRÓNICA DE SANTI


Mi media maratón no empezó el domingo, qué va, una semana antes ya estaba corriendo. No podía creerme los nervios que me recorrían el cuerpo cuando pensaba en los 21 km. que tendría que correr.
El lunes salimos a entrenar por la Fuente del Moro (mi recorrido favorito). Hicimos unos 12 km de los cuales la mitad los pasé sufriendo por una chinita que se me clavó entre los dedos del pie. Paré a quitármela pero ya era tarde, me había hecho una pequeña heridita. Esto no tendría mayor trascendencia en una semana normal, pero mi cabeza ya empezó a maquinar y a ponerse en lo peor: y si me roza, y si no puedo correr porque no se me cura, y si me tengo que parar en medio de la carrera, y si me tienen que cortar el dedo… A esto se le sumó un dolor en la rodilla, que más que de la rodilla venía del mismo sitio que la chinita: de la cabeza. Pues con estas estuve toda la semana, yendo únicamente al gimnasio y sin correr para reservarme.
La noche previa no pude dormir bien, y a las 6 de la mañana estaba despierto, y con todo preparado por lo que decidí dejar de dar vueltas por casa y salir para Aranjuez. Lógicamente llegué de los primeros y fui testigo de los preparativos de la carrera, de cómo poco a poco aumentaba la afluencia de corredores, del creciente ambiente que se comenzaba a respirar.
8.15 de la mañana y ya tengo el dorsal colocado en la camiseta, las zapatillas bien atadas y… ¿qué hago ahora que todavía queda más de una hora para verme con José, Silvia y Nerea? Vuelta al coche a escuchar música, ver la lluvia caer e intentar que los nervios abandonen mi cuerpo. 9:30 veo a José en el lugar indicado, luego aparece Nerea y me consuela que ella está tan nerviosa como yo. Últimos consejos de José y por fin a correr.
Salgo con la idea de terminar, no quiero hacer tiempo sólo disfrutar. La verdad es que el primer tramo se me pasó volando, las fuerzas acompañaban y el ritmo era constante aunque algo por debajo de lo esperado (prefería hacerlo así por miedo a que me diera luego el bajón). No pasó lo mismo cuando llegaron las interminables rectas a partir del km 12. se hizo eterno y más aun cuando corría solo; aquí eché en falta una persona que viniera conmigo picando y motivándome un poquito. Finalmente veo la luz cuando entramos en los jardines, tramo que conocía de otra carrera y que me hizo apretar el ritmo. Llegué a meta bien de fuerzas aunque con la incógnita de qué hubiera pasado si hubiese ido con un ritmo algo mayor durante la carrera.
El reencuentro con los compañeros es inmejorable, todos con una sonrisa de oreja a oreja y hablando de cuándo será la próxima media maratón a la que nos apuntaremos. Por mi parte seguro que repetiré, y seguro que será pronto


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