domingo, 29 de abril de 2012

Subida al Chorro y a la Chorrera Chica

Hoy lo hemos pasado genial gracias a José Antonio y Montse.

Lo que en un principio iba a ser una excursión de unas 30 personas, pasó a convertirse en una versión reducida debido a las condiciones climatológicas, lesiones, trabajo, etc. Pero aún así el Club Mushing Toledo fue capaz de coronar y poner su bandera en este precioso paraje. También nos acompañaron en esta aventura David y Virginia (dos amigos de J.A. y de Montse), con su perra Irka (Una epagneul bretón muy lista y bien educada).

José Antonio ya nos había hablado de las maravillas que su tierra de origen (Los Navalucillos) albergaba. Hace tiempo que tenía ganas de llevar a Jacko a esa ruta, así que, en su día, ya estuve informándome, pero... nada que ver con la realidad. El paisaje es impresionante aún con lluvia. Todo parecía estar puesto ahí adrede por el mejor de los diseñadores.

Íbamos con la esperanza de que la lluvia no nos lo pusiera demasiado difícil, y la verdad es que hubo un momento en el que nos chaparreó bastante, justo cuando empezábamos a subir de verdad.

A los 2 km del comienzo de la ruta los caminos se estrechan y nos obligan a caminar en fila india y a vigilar nuestros pasos para evitar torceduras innecesarias.


Superado ese momento de crisis a base de ponchos, paraguas, chubasqueros y mucho coraje, llegamos por fin a El Chorro, una catarata que impresiona mucho más que en las fotos de las webs que habíamos visitado.

Decidimos envalentonarnos y continuar un poco más allá de lo "presupuestado" inicialmente para poder llegar así a La Chorrera Chica.

Tendríamos que atravesar un punto en el que, según José Antonio, se había despeñado una persona hace unos años. Las piedras estaban mojadas y escurrían un poco, así que la sensación de acojone generalizado se apoderó de todos, pero haciendo uso de toda nuestra pericia montañera, superamos ese escollo, eso sí, no sin antes tener que convencer a Rona de que no pasaba nada (la pobre se contagió de nuestro "miedo" y se quedó clavada).



Jacko se iba metiendo en toooodos los charcos posibles, iba disfrutando de cada metro de ruta  como si  acabara de salir de la cárcel después de 30 años incomunicado. Otto lo pasó mal con algún arroyo que tuvimos que atravesar, pero al final consiguió reunir el valor necesario para seguir con el grupo. Lurra, tan enérgica como siempre, a veces se picaba con los demás perros cuando estos la adelantaban, e Irka pendiente de su amo en todo momento.


Cuando llegamos a La Chorrera Chica algunos de nuestros acompañantes de cuatro patas deciden que no van suficientemente mojados y se lanzan a darse un bañito.

Nos hacemos las fotos de rigor e iniciamos el descenso.

La bajada pone a prueba nuestros frenos y nuestra destreza, pero pasito a pasito llegamos al punto de partida sin tener que lamentar ninguna baja humana ni perruna.



Cogemos los coches y nos desplazamos a las Becerras, sitio próximo donde había un lugar ideal para poder degustar nuestras viandas al mismo tiempo que los perros jugueteaban a nuestro alrededor. Tortilla, chorizo de matanza, bocadillos varios .... y de postre "trenzas" del Mercadona traídas por J.A. y Montse.



Y ya sin más, emprendemos el viaje de vuelta con dos pensamientos en nuestra cabeza: 1) Qué bien lo hemos pasado!!, y 2)Tenemos que volver!!!

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